me atormenta a diario,
como un fantasma desolado,
cubro con sabanas
todo el espacio en el que habitas.
Tu mirada triste, a menudo,
me sigue los pasos,
me busca con su mirada sin consuelo,
cansada.
Una leve mueca sonriente, a veces.
Se bien donde existís.
Una leve mueca sonriente, a veces.
Se bien donde existís.
Quizás hasta entiendo
alguno de tus miedos,
de tus eternos problemas
observando el tiempo sangrar,
congelando, a diario,
la espera de promesas
juradas en vano.
Estamos cara a cara,
observando el tiempo sangrar,
congelando, a diario,
la espera de promesas
juradas en vano.
Estamos cara a cara,
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