miércoles, 21 de abril de 2010

Cuando llegaba la hora

Viajaba hasta tu encuentro
de vez en cuando, 
con algunas excusas,
y un par de versos desesperados.

Manejaba unos cuantos kilómetros
para hablar del frío que produce
el paso de los días de esta primavera,
que se viene acercando a pasos agigantados,
de no tenerte a mi lado tantas noches.

Llegaba con un nudo en la garganta
y el aire nos cortaba en el instante
en que nuestras mejillas se acariciaban
para saludarnos, con ojos nublados.

Fue en esos tiempos,
que llegaba con lluvia,
que entre charla y desacuerdos
no llegábamos a una solución,
solo varias promesas que se repetían siempre
entre varios ''te amo'' acurrucada en mis brazos,
los dos desnudos en la cama,
yo siempre pensando en el maldito reloj.

Y nos levantábamos rápido,
en esos instantes en que anochecía
antes que tu mama llegara,
y nos íbamos por la ciudad,
sin rumbo, desesperado por un acuerdo.

Y entre un helado
que siempre tomábamos
quedábamos siempre en lo mismo,
y así me iba, raro, triste y cansado.
Y llegaba y tu perfume 
me bloqueaba los sentidos,
y dormía tranquilo, intercambiando
algunos mensajes de amor y confesiones,
mintiéndonos una y otra vez
de la misma manera.