Pasan los dias, tranquilos,
escucho el canto de los pájaros al despertar,
la rutina no desgasta tanto,
ya me he vuelto a adaptar.
Y por momentos desespero,
cuando te veo, y se estalla esa ilusión
en la que vivo casi siempre,
esa mentira que ni yo me la creo.
Y se derrumban las horas tranquilas,
y cada melodía me recuerda tu voz.
La rutina se quiebra en tus recuerdos
y cada vez lo controlo mejor.
Y aparecen viejos fantasmas,
rostros conocidos, vuelven viejos olores.
Esos que te salvan una noche de sábado,
que por unas horas regalan amores.
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