viernes, 29 de abril de 2011

Maletas livianas.

Te conocí buscando días diferentes
como quien espera en el campo que venga la lluvia
para que al fin, crezcan los cultivos anhelados.
Estabas de paso y yo, como nunca, listo para quedarme.
A minutos de partir ni hice las maletas
y vos ya estabas viajando primero, acá, siempre conmigo.
Se me viene a la memoria aquellas huidas fugaces,
las travesuras de escaparnos y volver de madrugada.
Recordarte con este cariño debe ser consecuencia
de estar próximo a un destino que nunca he conocido,
donde esperan con prisa noches con amigos, vinos, risas sin motivo,
hablar por las calles de aquellos años intensos que gastamos, tan vivos.
Vuelve siempre tu hermoso recuerdo después de aquel primer beso,
de ya hace muchos veranos y en el camino de vuelta, besos equivocados.
Sigo convencido de que te he querido y te quiero:
Los años han sido dosis de tu veneno sin cura capaz de salvarme.
Quizás con algunos recuerdos la vida dure para siempre,
si no hay nadie que pueda hacerme olvidar el tacto de tus dedos
recorriendo mi cuerpo, dándome la mano jurando que nada malo iba a pasar.

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