lunes, 28 de marzo de 2011

Desarmados.

Mirame atentamente, todavía estoy desarmado.
Es exactamente tu postura, mi mayor temor.
Ser consciente de contar con las armas letales,
el saber de memoria la forma de controlar la piedad, la locura.

Has visto en mi presencia la cara de la inmortalidad,
la dimensión de la luz viajando en el cuerpo.
Es heredar, ser dueño del viento de invierno en todas las estaciones,
las consecuencias de haberte querido hasta hartarme.

Has adquirido en estos ultimos años
la formula que evita, de a ratos, sonreir constantemente.
El odio nace en preguntas mal formuladas
que, justamente, nunca tendrán una respuesta adecuada
en las puertas de tu mente.

Quema el aire que no respiras conmigo,
las ganas de matar las manchas oscuras de aquel pasado.
Quedan besos sin sabor y noches de cazar estrellas
encallado en brazos fríos y litros de alcohol para conciliar el olvido.

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