Preparo el mate, revuelvo viejos tiempos, nuevos planes.
Afortunadamente hoy me siento menos solo que otras veces.
La ciudad esta calma, como si el invierno amenazara
con quitar la poca alegría que brota en algunas pupilas.
La primavera se ha ido con sus maletas bien al norte del mapa,
mientras se instala el otoño para barrer con la copa
de los miles de arboles que recibirán su verano desnudos.
Harán las aves sus nidos mas robustos para proteger a sus pichones
de las oleadas heladas que azotarán en poco tiempo a estas tierras.
He echado de menos tus manos cálidas abrigando las mías,
las tardes de sol, mate, sonrisas, besos y momentáneas despedidas.
Quien pudiera ser eternamente Mayo si estuvieras a mi lado,
tu suspirar en mis brazos al alejarnos solamente hasta los próximos días.
Te escribo con una leve, pero feliz nostalgia perdida,
con deseos de mirar para adelante, asegurándome como cada tanto
que lo bueno ha de venir cuando menos se lo esté llamando.
No me avises cuando llores, ni cuando rías a carcajadas:
Son tus ojos riendo a mas no poder, el bienestar,
algunos motivos que esta vida nos da para creer en ella, todavía.
Acaricia el viento las mejillas, el régimen de paz instalado,
las ganas de escapar contigo a cualquier sitio no planeado,
como quien pudiera escapar con Alicia a infratierra, buscar respuestas,
soñar con orugas azules, conejos con chalecos, con aquel sombrerero.
miércoles, 30 de marzo de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
Desarmados.
Mirame atentamente, todavía estoy desarmado.
Es exactamente tu postura, mi mayor temor.
Ser consciente de contar con las armas letales,
el saber de memoria la forma de controlar la piedad, la locura.
Has visto en mi presencia la cara de la inmortalidad,
la dimensión de la luz viajando en el cuerpo.
Es heredar, ser dueño del viento de invierno en todas las estaciones,
las consecuencias de haberte querido hasta hartarme.
Has adquirido en estos ultimos años
la formula que evita, de a ratos, sonreir constantemente.
El odio nace en preguntas mal formuladas
que, justamente, nunca tendrán una respuesta adecuada
en las puertas de tu mente.
Quema el aire que no respiras conmigo,
las ganas de matar las manchas oscuras de aquel pasado.
Quedan besos sin sabor y noches de cazar estrellas
encallado en brazos fríos y litros de alcohol para conciliar el olvido.
Es exactamente tu postura, mi mayor temor.
Ser consciente de contar con las armas letales,
el saber de memoria la forma de controlar la piedad, la locura.
Has visto en mi presencia la cara de la inmortalidad,
la dimensión de la luz viajando en el cuerpo.
Es heredar, ser dueño del viento de invierno en todas las estaciones,
las consecuencias de haberte querido hasta hartarme.
Has adquirido en estos ultimos años
la formula que evita, de a ratos, sonreir constantemente.
El odio nace en preguntas mal formuladas
que, justamente, nunca tendrán una respuesta adecuada
en las puertas de tu mente.
Quema el aire que no respiras conmigo,
las ganas de matar las manchas oscuras de aquel pasado.
Quedan besos sin sabor y noches de cazar estrellas
encallado en brazos fríos y litros de alcohol para conciliar el olvido.
lunes, 14 de marzo de 2011
Nostalgia externa.
Siento profundamente tu ausencia.
Esta instalada en mi vientre, en las tardes,
en las veces en que he querido inventarte.
Visito tu ausencia en el hueco a un lado de la cama,
en el rincón vacío donde dormían, hace siglos, tus medias y tus zapatos.
He sabido desde antes de comenzar a soñarte
que tu adiós dejaría esta paz que siempre he odiado con todas mis ancias.
No encuentro actriz ni comedia que suplante en las noches de cine
esos instantes en que te dormías o me dormía
sin la menor intriga de conocer el final de las películas.
El café por las mañanas es una simple taza caliente
con el mismo sabor habitual del correr de los años.
Y hasta he descubierto desde entonces que la cama
es un simple par de maderas sosteniendo un pedazo de goma espuma
que sirve, a veces, para olvidar que despierto no existe el olvido
suficiente para sacarte de los minutos diarios que ocupas.
Se me ha echo costumbre voltear la cabeza de prisa
esperando divisar en la penumbra el regalo de tu risa.
Se que te estarías riendo si te contara que en la oscuridad
el ventilador se te parece. Hasta hay veces que tiene tu mismo pelo,
y cuando mas te invoco, veo hasta el brillo perdido en tus ojos.
Esta instalada en mi vientre, en las tardes,
en las veces en que he querido inventarte.
Visito tu ausencia en el hueco a un lado de la cama,
en el rincón vacío donde dormían, hace siglos, tus medias y tus zapatos.
He sabido desde antes de comenzar a soñarte
que tu adiós dejaría esta paz que siempre he odiado con todas mis ancias.
No encuentro actriz ni comedia que suplante en las noches de cine
esos instantes en que te dormías o me dormía
sin la menor intriga de conocer el final de las películas.
El café por las mañanas es una simple taza caliente
con el mismo sabor habitual del correr de los años.
Y hasta he descubierto desde entonces que la cama
es un simple par de maderas sosteniendo un pedazo de goma espuma
que sirve, a veces, para olvidar que despierto no existe el olvido
suficiente para sacarte de los minutos diarios que ocupas.
Se me ha echo costumbre voltear la cabeza de prisa
esperando divisar en la penumbra el regalo de tu risa.
Se que te estarías riendo si te contara que en la oscuridad
el ventilador se te parece. Hasta hay veces que tiene tu mismo pelo,
y cuando mas te invoco, veo hasta el brillo perdido en tus ojos.
domingo, 13 de marzo de 2011
Vendrás.
Vendrás aquí y marchitarán las flores,
se oirá un silencio, callaran los gorriones.
Las golondrinas ya no cantaran esas canciones divertidas
y dejaran de existir tardes de risas, vinos y soles.
Vendrás en la oscuridad de la luz intermitente
de las luciérnagas apagando unos segundos su brillo.
Vendrás y yo me alejaré tan lejos como nunca antes.
Huiré a un lugar ajeno a tu entorno y a cada uno de tus planes.
Vendrás sin saber que tus puñales ya han cicatrizado
con nuevos labios endulzando con su brisa las heridas .
Vendrás y como en aquella despedida, sin mínimas razones te iras llorando.
Huirás vencedora, como en todas las veces que te has equivocado.
Vendrás y no habrá tribunal que prive mi locura
ante tus piernas y la circunferencia de tu cuerpo, de tu cintura.
Vendrás cuando sea una utopía creer que el amor algún día ha existido en este mundo.
Vendrás sin entender que desde antes ya te has ido para siempre.
Vendrás y te cortará la respiración las buenas nuevas que me han pasado,
maldecirás esos tiempos en que yo me fui de aquí tan lejos de tu cuerpo
y vos, mientras tanto, gastando el tiempo en buscar luces nuevas en ojos extraños.
se oirá un silencio, callaran los gorriones.
Las golondrinas ya no cantaran esas canciones divertidas
y dejaran de existir tardes de risas, vinos y soles.
Vendrás en la oscuridad de la luz intermitente
de las luciérnagas apagando unos segundos su brillo.
Vendrás y yo me alejaré tan lejos como nunca antes.
Huiré a un lugar ajeno a tu entorno y a cada uno de tus planes.
Vendrás sin saber que tus puñales ya han cicatrizado
con nuevos labios endulzando con su brisa las heridas .
Vendrás y como en aquella despedida, sin mínimas razones te iras llorando.
Huirás vencedora, como en todas las veces que te has equivocado.
Vendrás y no habrá tribunal que prive mi locura
ante tus piernas y la circunferencia de tu cuerpo, de tu cintura.
Vendrás cuando sea una utopía creer que el amor algún día ha existido en este mundo.
Vendrás sin entender que desde antes ya te has ido para siempre.
Vendrás y te cortará la respiración las buenas nuevas que me han pasado,
maldecirás esos tiempos en que yo me fui de aquí tan lejos de tu cuerpo
y vos, mientras tanto, gastando el tiempo en buscar luces nuevas en ojos extraños.
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