Han habido rayos peligrosos desde aquella vez.
Ha muerto gente y aun así, te he amado.
De hecho, las mañanas han cambiado demasiado:
El celular ni me habla y me cuesta horrores levantarme.
Hasta los vecinos no me miran con la misma cara.
Me tomaré como trabajo cuidar tu sueño,
besar tus párpados, rescatarte de esas pesadillas
en que los fantasmas desdibujan la paz en tu rostro.
Viéndote acurrucada en mis brazos no dudo
que el mañana va a ser mucho mejor.
El mal no existiría si te vieran dormida.
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