¿Y vos que pensás de eso? Yo creo que estaba bien matarnos de risa de cosas sin el menor de los sentidos. Creo que sirvió nunca habernos traicionado, ni sufrir de amnesia con aquellos que siempre nos curaron, como suave brisa en las heridas, como instantes antes del anochecer de verano, como estar bajo las frazadas en un día frío de aguaceros.
Sabemos bien que esto no nos consuela ni nos salva. Hacer las cosas bien no garantiza a nadie que en algún momento algo o alguien nos va a recompensar. Pero dormimos bien, sin remordimientos. Ese es el premio tan sutil como necesario.
Nos tranquiliza estar de la otra vereda de quienes se enorgullecen de vivir equivocados por el simple hecho de que la vida está para eso. Siempre es mas fácil pensar así. Quizás así esa gente duerme mas tranquila. Como si a alguien le gustaría que lo despedacen cotidianamente, solo porque otro anda a los tropezones por seguir sus instintos. Como si el fin justificaría los medios. Como si todo se justificaría porque somos imperfectos. Como si no arrepentirnos de ciertas cosas -solo por sentirlas así- nos hace inmunes a las esquirlas que nuestras cagadas provocan a nuestro alrededor. Como si el dolor que provocamos a otros valga el azar de nuestros actos, mareados por no tener un instructivo de como hacer las cosas relativamente bien.
Si, estaba bien reír como locos de cosas sin sentido. Estaba bien embriagarnos hasta que el sol ardiera en las pupilas. Porque hoy perdimos esa chispa correctamente amnésica. Perdimos la risa y sus derivados.
Ese era el camino correcto: rompernos los huesos una y otra vez de intentarlo. Ese era el camino que hoy se cubrió de tinieblas y sombras y miedos incontrolables.
Creo que estuvo bien que me haya ido lejos para evitar verla en un banco del parque, en cada árbol multicolor de fines de Mayo, en los perros vagando en estos días tan fríos. Fue necesario aunque hoy los fantasmas convivan conmigo alguna que otra vez.
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