en el hueco vacío de la cama.
Ha costado un sinfín de mañanas asumir
que la amnesia no tiene efecto contigo.
Congelé estrellas para que cada noche perfecta
no se aproveche de estos tiempos de gran soledad.
Acaricié millares de tierras lejanas, tallé otras sonrisas
en la retina de mis ojos. Escribí nuevos nombres,
cual arena arrastrada por la bruma del mar.
Te busqué, cansado, hasta hartarme
en cada paso inevitable que han dado las agujas del reloj.
Y que mas da, hay punzadas peleando con tu recuerdo
con solo pensar en aquellas noches inmensas como el universo arrasa un huracán.