viernes, 12 de septiembre de 2008

Amo del tiempo


En tiempos antiguos donde el sol brillaba con más fuerza y en las miradas quedaban destellos de esperanza apostando un mañana mejor, se dice que existió un hombre que trabajaba con el tiempo. Se encargaba de controlar estrictamente las horas del día, de ponerle fin a duras penas a los amaneceres, o quitarles las últimas horas de vida a ciertas personas.
Muchas veces, al ver disfrutar de un ocaso a una pareja de enamorados, detenía las agujas la mayor cantidad de tiempo posible, retrasando los segundos, deteniendo con sus propias manos las agujas con todas sus fuerzas. En un reencuentro de un padre con su hijo después de largos años de diferencias, su abrazo duraba una eternidad, porque el así lo disponía.

Hoy dicen que hace rato se retiró, que le quedaron pocos motivos para seguir alterando el paso del tiempo. Otros aseguran que se cansó de los caprichos de las personas, que consecuentemente no valoraban el tiempo extra en cada momento feliz. Una tercera versión cuenta que se enamoró y nadie más volvió a verlo...

Hoy si pudiera detener el tiempo lo congelaría al verte en el bar para decirte que la vida nos espera, que el correr de las horas esta a nuestro antojo. Hoy no perdería ni un minuto y te diria tantas cosas pendientes.. Te daría aquel abrazo que quedó en el olvido, que soñé infinitas noches.