viernes, 8 de enero de 2016

Ayer, quizás.

Quizás fueron las constelaciones que habitaban en sus lunares
o las muecas de su boca con ciertas cosas que le decía.
Quizás sus ojos redondos cuando levantaba la mirada hacia mi
o la voz diferente con la que me hablaba cuando estábamos juntos.

Quizás el frío que a diario la hacía vulnerable a mis debilidades
o sentirla tan frágil cuando la abrazaba mientras dormía.
Quizás el tacto de su piel imborrable
o esos enojos dulces que hoy siembran hectáreas de melancolía.

Quizás no alejé sus infiernos y el frío constante,
quizás no pude cuidar su sueño como se requería.
Quizás no había necesidad de priorizar por sobre la vida
todo lo que fuera necesario para dibujarle una sonrisa.

O quizás, simplemente, no necesitaba que la quieran tanto.

miércoles, 6 de enero de 2016

El final. Parte I

Hacía días que el fin era eminente. Buscaba poner en blanco los pensamientos, tratando de olvidar la agonía unos días, unos minutos más. Ya no había fuerzas para pedir explicaciones, sólo la tristeza era más inmensa que mi creciente debilidad. Recuerdo como una pesadilla toda la situación. Recuerdo la puerta, y al entrar, la oscuridad y su silueta cortándome el aire y el pecho, como agujas que atraviesan las capas de la carne. Todos los escasos hilos tenues de luz se posaron sobre ella. Yo me centré en un punto fijo, quizás en un abismo o una galaxia lejana y desolada. Creo haberme sentado en su cama, quizás no. El caso es que lo que si insiste en quedarse indeleble en los recuerdos fueron sus palabras. Mientras, yo le daba la espalda para verla lo menos posible esperando lo irreversible, con el invierno momentáneo de diciembre congelando de los pensamientos nuestro porvenir. Mientras se cambiaba -como hablar del tiempo, del resúmen del día, de un plan espontáneo para una noche- me dijo: "Que te pasa?". ¿Acaso no lo sabía? ¿Acaso debía mirar con deseo lo que aguardaba impaciente lo inevitable? ¿Acaso no pasaba nada en aquel abismo que nos separaba, que nos cortaba el alma? ¿Acaso aún no presentía mis sospechas? ¿Aún no se acostumbraba a que un reciente y futuro extraño no debía ver su silueta semi-desnuda? Como si fuera tan fácil remendar lo que escapa a la carne.. Como si un jarrón que no debía hacerse trizas luego se intenta reconstruir por obligación y aún con todas sus partes en su lugar no encaja, ya no vale la pena. Como si para vos todo era normal en esa noche en que a cada minuto algo se rompía.. No dudaste el disparo y su estruendo: Dejaste llegar hasta todos los sentidos de forma casi espontánea y sin piedad aquella pregunta, como si ya nada se fuera a romper, como si la oscuridad venidera estaba fuera de alcanzarte.
Como si la vida no se te iba a escapar del cuerpo como a mi.

sábado, 2 de enero de 2016

Del sur

Siento como sonries con el sol
aunque te separen de mi lado
mares de tiempos y kilómetros.
Huyen con el viento helado del sur,
como plegarias soleadas de melancolía,
algunos fragmentos de aquel pasado
en que habitabas la vida misma, toda.

Bajo estas montañas solitarias
viaja aquel cálido y lejano calor de tu abrazo.
Escucho en la caída del día
de estos pueblos desolados
tu voz susurrarme un hasta mañana
con la paz del sueño por llegar
y el saberte de mañana despierta,
respirando entre mis brazos.

Sos del sur una vez más,
porque todas la cordillera conoce tu nombre,
como cada ruta desértica,
como cada ventisca que corta la piel,
como alguna vez lo hizo tu tacto, tus besos.
Sos del sur en espíritu, acá conmigo
porque no hay forma de esconder
tus recuerdos en la nieve, en un glaciar,
en una cerveza, en un lago turquesa de deshielo.

Porque estabas a mi lado en Madryn cuando las ballenas
hacían su número teatral para que te rías.
Porque un lunes de madrugada me abrazabas
de la brisa helada mientras cargábamos los instrumentos.
Porque te dibujé en algunos atardeceres durazno
camino a Esquel en las formas de las montañas.